ASESINO O DICTADOR

 

He vivido en el Perú toda mi vida, es decir, también estuve aquí durante la cruel dictadura en la que nos vimos sometidos durante una década. Fuí testigo de la más indigna manipulación a los medios, lo fácil que es comprar a una persona y a las instituciones, las asquerosas redes de corrupción tejidas a nuestro alrededor...

Sí, es vergonzoso y humillante, pero a pesar de todo, puedo decir que mi vida continúa, tengo a mi madre con vida, mi hermana conserva su trabajo, mi amigo puso un negocio, yo sigo en la universidad, se mandó arreglar la cocina de mi casa...

Una dictadura no colapsa el sistema de salud, no llena los hospitales de cadáveres, no saquea los comercios, no llena las calles de escombros, vidrios y heridos.

La dictadura no me quitó mi casa, ni mi familia, no me quitó la vida ni mató a mis amigos.

La calle frente a mi casa es la misma que hace veinte años.

Es duro lo que estoy diciendo, lo sé, pero una dictadura no llenó de fuego nuestros cielos, de soldados nuestras calles.

Vivo en Lima, una ciudad llena de mendigos, pero al menos no tengo que salir de mi casa huyendo del fuego, no tengo que temer que una bomba me destruya camino a la Univesidad.

Lo peor que puedo esperar es un asalto.

Un amigo se rompió una pierna accidentalmente, si estuviéramos en Bagdad él ya estaría muerto.

Puedo caminar sin temer a las minas antipersonales, puedo perder la paciencia con quien se me dé la gana, porque sé que mañana no estarán muertos.

Porque al final, si Saddam es también una mierda, es un angelito al lado del que dió la orden de matar.

Así que ahora pregunto: ¿Qué es peor? ¿Un dictador o un asesino?