El Castillo de Franz Kafka - Otro Punto de Vista

 

 

Según palabras de Max Brod (el mejor amigo de Franz y su editor póstumo) esta novela simboliza a la Divinidad (encarnada en el Conde). El Conde es una autoridad inalcanzable, pero desde su posición privilegiada (en lo alto de la colina) domina a todo el pueblo y maneja sus vidas a través de sus canales de poder. Cuando el Conde dirige su atención a alguien, para esta persona es un gran honor. El Castillo simboliza la gracia divina, más allá del alcance humano, omnipotente, que controla todo e influye en la vida y los actos de los humanos, exige respeto y obediencia incondicional. La aldea sería la humanidad, que vive bajo la sombra del Castillo, cuyo interior no se puede ver, sólo se conoce por boca de otros. K sería el aspirante a la Gracia Divina, la cual a pesar de todos sus esfuerzos no puede alcanzar.

Pero cuando leí El Castillo por segunda vez le encontré otro sentido, uno más mundano. Lo descubrí gracias a un documental sobre la historia de la ciudad de Nueva York, en el tiempo en el que toda esa región eran pantanos y bosque y estaba repartida entre varios propietarios. Al igual que en la novela, se contrató a un agrimensor. El meollo del asunto es: cada vez que se miden las propiedades es para vender, repartir, rematar o subastar las tierras o para construir algo encima. Se contó en el documental que los propietarios echaban al agrimensor arrojándole cosas o soltándole perros. Sabían que su presencia significaba que sus propiedades peligraban. 

El mismo análisis puede aplicarse al condado de West West. La novela trata sobre los intentos del agrimensor K intentando contactar con el Conde y empezar su trabajo. Toda la gente de la aldea (alcalde incluido y esto él mismo lo dice) son campesinos. Sus propiedades lo son todo para ellos, si se las arrebatan están condenados a morir de hambre. Así que es posible que cuando se enteraron de que iban a llamar a un agrimensor (es posible que al conde de West West le convenía convertir la aldea en un centro industrial para aumentar sus ingresos) se pusieran de acuerdo para ponerle toda clase de trabas y dificultades. K podía ser o no el primer agrimensor, eso no importa. Basta con que los campesinos acordaran que alguna prostituta del pueblo lo sedujera (Frieda) y poder tenerlo así controlado, más dos chicos del pueblo que se hicieran pasar por sus ayudantes para vigilarlo y tener informes acerca de sus documentos y conversaciones, además de toda una legión de personas que le contaran montones de cosas para confundirlo incluyendo lo imposible que es llegar incluso al más insignificante empleado del Castillo. En este sentido, es notorio que el mismo alcalde es otro cómplice, pues la información que le da a K es inútil y deformar la verdad sobre el Conde y el sistema de trabajo en el castillo le sería relativamente fácil, hasta el punto de afirmar que en realidad no se necesita ningún agrimensor, que todo ha sido un error. 

Otro detalle es cuando K consigue alojamiento y el resto del pueblo no duda en hacer pasar a los hospederos como gente indeseable, sin decirle nunca los motivos. El que hayan acordado de antemano hacer aparecer como malas personas ante el agrimensor a cualquiera que le diera hospedaje, ya fuera por amenazas o ruegos, es perfectamente posible, todo para ganar la desconfianza del agrimensor y aumentar su incomodidad. La hostilidad tan evidente de los campesinos, la vaguedad de las conversaciones, el hecho de que se sonrían entre ellos y también de que en un pueblo pequeño es fácil pasarse la voz entre todos, apuntan a lo mismo: K es víctima de una confabulación para que se largue y deje a la gente tranquila. Se desconoce el poder del Conde, pero capaz esta resistencia pacífica es lo único que pueden hacer los campesinos, tremendamente efectiva según se lee en la novela, K jamás llega a hablar con nadie que aclare su situación.
¿Por cuánto tiempo se podría mantener esta resistencia pacífica? no se sabe, pero para proteger sus tierras los campesinos estarían dispuestos a echar a todo agrimensor que osara llegar hasta su pueblo.

La novela fue publicada póstumamente y Max  narra que Franz le dijo que al final K muere de agotamiento, justo cuando le permiten vivir en la aldea legalmente.

Es fácil imaginarse a Frieda, a la mesonera y a los ayudantes, riéndose a espaldas de K. más o menos así:
- ¿Viste la cara que puso ese agrimensor de pacotilla cuando le contaste la historia sobre Klamm?
- Se tragó cada palabra, se tragaría cualquier cosa que le dijéramos por absurda que fuera
- ja ja ja! todavía podemos divertirnos un poco con él.

 

Sobre Frieda:

Es sospechosa su actitud tan rastrera con respecto a K a pesar de que apenas lo conoce. Ella por un lado detesta a los ayudantes y por otro le enternecen. En la parte en que K. y Frieda se alojan en la escuela, K despide a los dos ayudantes. Frieda, a pesar de que afirma no soportarlos, quiere que los vuelva a admitir. Su petición es lógica porque son esenciales en la confabulación para mantener vigilado a K. Y mejor aún si lo hacen perder la paciencia (ambos son extremadamente torpes e inútiles), cualquier cosa es buena para evitar que haga su tarea. Es posible que Frieda deseé sacar algo de K para sí (un agrimensor venido quizás de una gran ciudad) o divertirse un poco con él. Es imposible saberlo, es una pena que Franz no ahondara más en ella.

Al parecer sólo Klamm no está metido en la confabulación. Éste le escribe una carta a K felicitándolo por su trabajo cuando éste no ha medido ni una sola parcela de tierra. Es decir: algún intermediario le está mintiendo a Klamm (se nota que las autoridades de West West no saben de lo que ocurre en su condado a menos que se lo cuente alguien). 

Otro detalle a favor de la confabulación: El secretario de Klamm quiere obligar a K a responder a las preguntas de un formulario, pero éste jamás será leído por Klamm.

Para mí K y la gente del condado tienen cualquiera de estas posibilidades:
1. K se va del pueblo sin Frieda. Entonces sólo les queda esperar al siguiente agrimensor para hacerles lo mismo, hasta que se descubra la farsa.
2. K se va y se lleva a Frieda consigo. Puede que se case o no, peor es casi seguro que Frieda sacará su parte.
3. K se casa con Frieda y decide residir en West West. Mejor aún: habría en teoría un agrimensor en el pueblo y no se necesitaría otro, aunque K no midiera nada, pues K heredaría por medio de Frieda un terreno el cual debería trabajar y hacer producir, ya no podría ejercer la agrimensura pues perdería su propiedad (o la de Frieda), y sería sólo esperar a que la tumba reclame a K para esperar al siguiente agrimensor.

Claro, a menos que el conde perdiera la paciencia, bajara al pueblo, supiera lo que está pasando, llamara a su ejército, echara a la gente y convirtiera todo el condado en un centro industrial.

Sí, es una situación muy peligrosa la de esta gente.


Se podrían sacar muchas cosas de los libros de Franz Kafka ya que él no explica nada, no ahonda en los personajes, se concentra más en los hechos. Se puede resumir en la inutilidad de la existencia, el sinsentido.

Una historia previa al Castillo podría relatar que el valle era un lugar fértil, de distintos lugares llegaron personas a invadir las tierras, trabajarlas y hacerlas producir. Sin títulos de propiedad, informalmente. Al crecer el poblado, el Estado envió a alguien que ejerciera la autoridad, el Conde, el cual construyó su Castillo en lo alto de la colina para dominar a toda la población. El conde pudo nombrar a un dirigente entre los campesinos: El Alcalde, a fin de mantener el orden. Puede que la zona tenga una ubicación estratégica para el comercio o la conversión de materias primas por lo que el Conde puede haber convencido al congreso de convertirla en un centro industrial. Como no hay títulos de propiedad (a pesar de haberse ocupado las tierras durante décadas) es legal desalojar a los campesinos, a menos que alguien exija la formalización lo cual sucedería si se tiene alguien influyente que los apoye. Esto es lo que sucede en Latinoamérica todo el tiempo: la reubicación de familias, el despojo de tierras, la falta de títulos de propiedad, su falsificación, la apoderación de tierras que le pertenecen a otros o que no tienen dueño. Es común que cientos de personas invadan una pampa desértica sin permiso, que 20 años después venga alguien de la familia del propietario (el cual ya puede haber fallecido) a reclamar los terrenos y que a toda esa gente se la reubique en otra pampa desértica cuya pertenencia puede ser tan dudosa como la de la primera. 

Y es así como una vez más se comprueba eso de que cada uno es hij@ de su tiempo: para Franz su Castillo tenía un sentido religioso, para mí un sentido económico y social.