Sueña y llora, pobre raza
no hay camino, lo has perdido.
¡Ay! es tu saludo por la noche y también por la mañana.
No quieren nada, se me llevan
las manos del abismo, que se extienden
para arrastrarme, impotente, hacia el fondo.
Pesadamente caigo en las manos ávidas.
Resonaba desde el fondo montañoso
un lento discurso. Atentamente lo escuchábamos.
Ah, máscaras del infierno, muecas veladas
se llevaron mi cuerpo oprimido contra el suyo.
Una larga caravana, una larga caravana
se lleva a quién no está preparado.
Franz Kafka, 19 de julio de 1916
¿Quién recordará estas palabras una vez que me haya ido?
¿Qué será de mí si muero mañana mismo?
No tengo más que el aire en mis pulmones
y mil años de habitar en el Infierno
No tengo más que fuego en la mirada
¿Qué será de mí si muero mañana?
¿Qué será de mí si no llego al anochecer?
¿Quién recodará el sonido de mi voz?
¿Quién cantará a mi nombre?
¿Qué será de mí cuando haya desaparecido?
¿Qué será del futuro, el pasado y del presente?
¿Quién recordará estas palabras una vez que me haya ido?
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